Son pocas las veces que un
artículo periodístico de la sacrosanta sección cultural me obsesiona, ya que comúnmente
lo único que se encuentra en ella es un boletín mal revolcado; afortunadamente hoy topé
con Historias al margen del Segundo
Imperio, breve texto de Andreas Kurz publicado en La Jornada Semanal que me llevó a darle una segunda oportunidad como
autor –material para otro artículo, sólo digamos que pecó de inocente con
relación a unas cartas ficticias escritas por Victoriano Salado Álvarez que
tomó por verdaderas-, y me dejó con una pregunta, ¿qué
es actualmente lo más atractivo del malogrado imperio de Maximiliano, el mito o
la historia?
El mito, no
cabe duda. Un relato de cuentos de hadas y finales no tan felices alimentado
desde las más distintas fuentes: la conocida novela histórica de Fernando del
Paso, Noticias del Imperio; puestas
en escena como Imperio, basada en el
libro homónimo de Héctor Zagal y cuya temporada recién concluyó; danzas como Carlota, la del jardín de Bélgica presentada
en numerosos recintos hace un año; magníficos cuentos como el famoso Tenga para que se entretenga, de José
Emilio Pacheco, o mala y desafortunadamente muy bien vendida prosa de autores
como Francisco Martín Moreno.
La lista es
larga y bastaría una rápida búsqueda en Internet para caer en una muy natural
depresión al ver a obras de mucha mayor calidad investigativa y narrativa
acumular polvo en los estantes de institutos culturales o universidades. Por
ello me propongo hacer unos breves comentarios oponiendo lo que la fantasía ha
construido en torno a lo que en realidad fue, esperando que el lector de estas
líneas contribuya en el futuro a inclinar la balanza que rodea al archiduque y
su periodo histórico.
Cesare Dell’Acqua (1821-1905), Ernennung Maximilians zum Kaiser Mexikos (Nombramiento de Maximiliano como Emperador de México; Fuente: Wikipedia.org