domingo, 5 de mayo de 2013

Cinco de mayo: La batalla


De entrada, quien lea esta reseña se estará preguntando si vale la pena gastar unos cuantos morlacos (bueno, al tanteo unos $200) en ir a ver Cinco de mayo: La batalla (Rafael Lara, 2013), pues bien, la respuesta es sí. Es la segunda cinta más costosa en la historia del cine mexicano con 85 millones de pesos, detrás de Cristiada (2012) y representa una excelente oportunidad para borrar muchos de los estereotipos que el público tiene respecto al cine producido en México. 
A continuación ahondaré en algunos aspectos, tanto positivos como negativos, que me llamaron la atención después de verla.

Tomada de Cinepremiere.com


La trama... Y la historia de la batalla de Puebla


La batalla de Puebla, como cualquier otra gesta histórica, es un acontecimiento complejo de estudiar y en un artículo sería imposible ahondarla cuando existen historiadores que le dedican toda una vida de trabajo investigativo, ahora, ¿qué significa el 5 de mayo? Atreviéndome a resumir la importancia del acontecimiento, diría que representa un golpe letal que las repúblicas del continente americano atestaron al expansionismo de líderes europeos como Napoleón III, muestra que ciertamente finalizó con el fusilamiento de Maximiliano, Miramón y Mejía pero que comenzó con la pericia militar y el conocimiento que Zaragoza y sus subalternos demostraron ante un oponente que llevaba cinco años sin conocer la derrota y ante el que los mexicanos se sentían derrotados de antemano (de ahí que el anterior jefe del ejército de oriente, José López Uraga, renunciara a su cargo para ser substituido por Zaragoza).
Luego de los créditos iniciales, la película abre con una cita de Víctor Hugo (1802-1885), quien durante 1862 se opuso a la Expedición Mexicana (como se le conoce en el país galo a la Intervención Francesa) y escribió: “¡Mexicanos! Tenéis la razón y yo estoy con vosotros. Podéis contar con mi apoyo. Y habéis de saber que no es Francia quien os hace la guerra, es el Imperio.
La primera escena presenta a los intelectuales mexicanos José Manuel Hidalgo y Esnaurrízar, José María Gutiérrez de Estada y Juan Nepomuceno Almonte entrevistándose con Napoleón III en Francia, lo cual me pareció un acierto en el armado de los diálogos, la caracterización de cada personaje y el contexto trasnmitido, pero no se reflejó el esfuerzo que el gobierno de Juárez llevaba a cabo con ministros como Matías Romero en Europa o en Estados Unidos, esfuerzos que granjearon las opiniones favorables a la causa mexicana de hombres como Víctor Hugo, Karl Marx y Abraham Lincoln, por mencionar algunos ejemplos... Bueno, a Lincoln sí lo mencionan al final de la cinta, dado que controlar la expansión norteamericana en el marco de la guerra de secesión fue uno de los tantos motivos que impulsaron al Segundo Imperio.
Y ese es el principal defecto que le hallé a la cinta, el no ahondar mucho en los aspectos secundarios y sin embargo decisivos para la batalla, cierto, el mismo título de Cinco de mayo indica que se manejará un espacio y un tiempo delimitados a tan solo algunos meses y días anteriores a la contienda militar, pero no se ahonda demasiado en aspectos relativos a la vida cotidiana de los franceses, los zuavos y muchos otros extranjeros que lucharon, resistieron, se amoldaron u optaron por la causa contraria; si bien, y eso me gustó muchísimo, la historia de amor entre Citlali (Liz Gallardo) y Juan Osorno (Christian Vázquez) se desarrolla de una manera espléndida durante la película, utilizando el lenguaje de la época, la visión idílica de la china poblana tan reverenciada por los poetas costumbristas decimonónicos (destacan por supuesto los versos de Guillermo Prieto), y sin exagerar ningún papel, algunos detalles relacionados con la batalla, como son las tropas de voluntarios zacapoaxtlas, los médicos residentes que asistieron a los heridos (entre ellos Juan Antonio Mateos, autor de El sol de mayo, 1868), las soldaderas, el estado paupérrimo de la tropa, la leva, las enfermedades, en fin, muchos otros factores que pudieron haberse explotado un poco más para relajar un tanto la concentración y dependencia que finalmente se tuvieron de las escenas de batalla.


Constantino Escalante y Hesiquio Urarte, 
Una escena del asalto al cerro de Guadalupe el 5 de mayo de 1862

Tal vez utilizando novelas de autores como Mateos, Salado Álvarez, Prieto o Altamirano, junto a un estudio escrupuloso de lo que diarios o semanarios jocoserios como La Chinaca, El Monarca, o El Boquiflojo decían respecto al avance del invasor (cabe recordar que era la prensa de caricaturas la que en su mayoría se leía entre las clases populares y el ejército mexicano, se hubieran capturado algunos episodios que pudiesen complementar la narrativa de la película, pues las escenas de combate ocupan un gran espacio y la cámara subjetiva (también conocida como “cámara borracha”) muchas veces llega a  ser tediosa y repetitiva.
Me refiero a las constantes: “Cañón uno: ¡Fuego!, cañón dos: ¡Fuego! |...| Retirada |...| Listos... ¡Ataquen!”, tomas repetidas una y otra, y otra, y otra vez.... Y otra vez.

El tratamiento de los personajes


Debo confesar que lo primero que revisé luego de saber que se estrenaría una cinta conmemorativa de la batalla de Puebla fue el reparto. Y aunque tenía mis reservas, en general me llevé un buen sabor de boca con el casting, y la interpretación de todos los personajes históricos.
Alguien que guste de la historia sabrá que la interpretación es buena cuando escuche, como yo lo hice, cuchicheos o frases de admiración entre la audiencia en determinados momentos de la cinta, como cuando se entrevista Manuel Doblado con los ministros extranjeros en la Hacienda de La Soledad o cuando Almonte le presenta a Leonardo Márquez ante el Conde de Llorencez.

Tomada de El Economista

Ignacio Zaragoza es interpretado por Kuno Becker, quien, al contrario de lo que yo creía, logró sacar al personaje del billete de a $500 y lo dotó de la sensibilidad propia de quien perdió a su esposa justo en los días previos a la batalla (la dirección y la fotografía complementaron el trabajo del actor, sin duda alguna); William Miller, José Carlos Montes y Álvaro García interpretan magistralmente a Charles Ferdinand Latrille, al teniente Fauvet y al Ministro francés, Dubois de Saligny, respectivamente; tal vez le faltó imprimirle un poco de mayor orgullo a Juan Nepomuceno Almonte pero igual me agradó el trabajo del actor Mario Zaragoza... En lo general estuvo bien realizado cada personaje pero destaco tres casos que me llamaron la atención:
-El caso de Porfirio Díaz, quien es interpretado por Pascasio López. Creo que se pudo mostrar un poco la faceta de estratega y excelente militar que fue Díaz, no por nada llegó a la presidencia tratado como héroe, y finalmente el grueso de la audiencia lo tiene completamente anatemizado.
-Leonardo Márquez, interpretado por Daniel Martínez. No es que lo hiciera mal, ciertamente le pone su toque de ojete que fue Márquez en la vida real. No por nada de él se dijo en su momento:

Su fisionomía es repugnante, su mirada inquieta y escrutadora |...| Egoísta, avaro y vengativo, es al mismo tiempo enérgico, resuelto y valiente hasta la temeridad. Militar por vocación, con más práctica que ciencia |...| Irascible y chancero, grosero o afable, según le inspire su temperamento o su carácter, se le teme o se le aborrece, pero nunca se le ha amado,” (Manuel Ramírez de Arellano).


Para su deleite: Leonardo Márquez
Tomada de Bicentenario.com.mx

El personaje da mucho más material para pintarlo como realmente fue, dado que, pongámoslo así: hay autores que en su momento, y en la actualidad, defienden a hombres como Hernán Cortés, Santa Anna o Victoriano Huerta... pero, y lo digo con toda confianza, no creo que exista alguien que defienda a Leonardo Márquez, tal vez se le reconozca su habilidad militar, pero el tipo era un carnicero y en ese aspecto, la película queda a deber para quien conoce al personaje... Es decir, casi nadie ¬¬.
¡Pero la que sin duda fue una actuación PATÉTICA, CUADRADA, VACÍA, hecha de cartón y más parecida a los filmes de Jesucristo en Semana Santa, fue la interpretación que Noé Hernández hizo de Benito Juárez! Me pregunto cuándo llegará el día en el que veamos en la pantalla grande al verdadero SER HUMANO que fue Juárez, alguien a quien se le trababa la lengua, tosía, caminaba chueco, pestañeaba... De verdad que es la peor de las actuaciones del filme, me hubiera gustado ver a Silverio Palacios en el papel de Juárez, creo que lo hubiera hecho muy bien, porque de plano en Cinco de mayo bien podrían haber reemplazado al actor por un billete de a $20 parlante.

(Lo siento, no pude resistirme a este gif)

Dicho popular No. 5679: “El cine mexicano no es un género”

Es también Rafael Lara (director con ya siete largometrajes en su haber) quien, entrevistado por el portal Café con cine, ha señalado que el principal impedimento que tiene el cine mexicano para llega a ser una industria consolidada y próspera es la “unión” y la “visión a corto plazo” en cuanto al manejo de recursos dentro de las casas productoras, la corrupción y los malos manejos al interior del ambiente cinematográfico de nuestro país
Coincido en ese aspecto, pero creo que la desunión se muestra también de parte del público mexicano, es cierto, hasta apenas hace una década la mayoría de las producciones fueron una basura que desafortunadamente conocemos por aquellas visitas a la casa de los abuelos en las que antes, durante y después de una aburrida cena nos teníamos que chutar las películas de ficheras con Luis de Alva, Lorena Herrera e inclusive alguno que otro funcionario público (guiño, guiño para los ediles de Tultitlán); pero, por mencionar algunos de los más populares y taquilleros, los trabajos de Cuarón, Del Toro o González demostraron en sus inicios como productores, escritores y directores, que se pueden hacer grandes proyectos en el país. Y digo en sus inicios dado que ninguno de los tres continúa viviendo o produciendo en grueso de sus filmes en México, por distintos motivos relacionados con la falta de apoyo y la inseguridad, por citar el caso de Guillermo Del Toro. 
De manera que se han visto recientes y buenos filmes de época basados en populares obras literarias y cuyos presupuestos fueron de cierta forma retribuidos en las taquillas nacionales: Arráncame la vida (Roberto Sneider, 2008) basada en la obra homónima de la escritora Ángeles Mastretta y cuyo presupuesto fue de 82 millones de pesos; El Atentado (Jorge Fons, 2010) que aunque a mí me dejó mucho que desear y es, pese a la colaboración de Vicente Leñero en el guión, una de las películas con los diálogos más vacíos y maniqueos que he visto en el cine mexicano; o Cristiada (Dean Wright, 2012) película basada en las obras del excelente historiador francés Jean Meyer, cuyo presupuesto fue de 110 millones de pesos, y que fue pensada para abarcar un público internacional, de ahí que en su reparto figurasen actores como Andy García o Peter O’Toole, con tomas al estilo western y hablada completamente en inglés...o spanglish, (produciendo un efecto incluso cómico al escuchar repetidamente la combinación de palabras en inglés y modismos mexicanos en las voces de Rubén Blades u Oscar Isaac, por citar algunos.
Quizás, y esto es conjetura mía, se decidió producir Cristiada en inglés anticipando que el público mexicano respondería de manera más favorable que sabiendo de antemano que la producción era nacional, de hecho aún ahora mucha gente piensa que fue producida en los Estados Unidos.

Tomada de Imperiocine.com

En resumen, creo que lo que hace falta es que las casas productoras confíen en los nuevos talentos, que los gobiernos estatales apoyen a los filmes sin anunciar demasiado como en el caso de El Atentado y Cinco de mayo (y sin tener demasiado que anunciar, bastar dar una breve revisada a las estupideces que Moreno Valle está haciendo con el patrimonio histórico de Puebla: instalar un teleférico en pleno Centro Histórico o techar los fuertes de Loreto y Guadalupe), que se trata de un comercialote a sus administraciones, que los realizadores se deshagan de aquellos longevos clichés atribuidos al cine mexicano, y finalmente que el público mexicano confíe en el cine producido en su país, ¿cómo? Yendo a las salas de cine, rentando y comprando los productos originales, evitando en la medida de lo posible (dado que mucha gente no tiene otra opción) al puestito de la esquina.

Tomada de Wikipedia.org

Para quien guste ahondar un poco en lo que concierne a la batalla de Puebla, le dejo un link al libro de Raúl González Lezama titulado Cinco de mayo: Las razones de la victoria; de igual forma, quien se interese en los retos que significa producir en México, hago el comercialote cual gobernador poblano, y les comparto la liga al No. 56 de Km. Cero en donde se abordan todos estos temas dentro del Centro Histórico, lugar que por cierto concentra al 60% de las filmaciones realizadas en el DF.
¡Felices trazos!

No hay comentarios:

Publicar un comentario