domingo, 18 de agosto de 2013

“Porque nuestras almas son de fuego y con fuego te escribo estas líneas”: Riva Palacio y Sabines a través de sus epistolarios

Te voy a dar besos hasta que digas: basta.
Te voy a apretar hasta que te quejes.
Te voy a dejar hasta que me mates.
Pero no voy a dejarte de querer hagas lo que hagas.
Sabines

Casi un siglo media entre las cartas que Vicente Riva Palacio (1832-1896) y Jaime Sabines (1926-1999), dirigieran a las mujeres con las que habrían de compartir su vida: Josefina Bros Villaseñor y Josefa Rodríguez Zebadúa, respectivamente. Ambos poetas cuentan 21 años al momento de escribirlas y ocupan ya un destacado sitio en los ambientes literarios de su época.
Los epistolarios corresponden: en Riva Palacio al periodo que va del año 1853 en que conoce a Josefina a 1855 (aunque se incluyen cartas incompletas o sin fecha), mientras que Sabines escribe de 1947 a 1952, temporadas en las que estudió Letras en la UNAM, al tiempo que “Chepita” estudiaba Odontología, viviendo en la Ciudad de México o en su natal Tuxtla Gutiérrez. Este artículo expone sólo algunos de los contrastes y puntos en común que pueden encontrarse en ambos textos.


Josefa Rodríguez y Jaime Sabines
Fuente: La Jornada

sábado, 3 de agosto de 2013

La "Megabiblioteca" y sus megaproblemas

Un libro abierto es un cerebro que habla;
cerrado, un amigo que espera;
olvidado, un alma que perdona;
destruido, un corazón que llora.

Proverbio hindú.

Tres experiencias aparentemente inconexas las unas con las otras me orillaron a escribir estas líneas en defensa, de una vez lo admito, de la Biblioteca Vasconcelos, recinto que desde su planeación está sujeto a los avatares de la prensa y la política (muchas veces entendida la primera como herramienta para  criticar a un particular caso de la segunda): la primera de ellas fue el encontrarme hace unos días con una querida familiar que me preguntó, con toda la franqueza y razón del mundo: ¿por qué lees?; la segunda se debió a una visita que realicé a dicho recinto por motivos laborales; y la tercera, que inmediatamente me puso a escribir, fue el releer el epígrafe del que ahora me sirvo y que precisamente obtuve en el portal de Facebook de la Biblioteca Vasconcelos.


Fuente: Ciudadanos en red