Después de reciclar algunos
textos que no merecían el ignominioso olvido llamado “Mis documentos” y
publicarlos desde que abrí este blog, creo que es hora de empezar a crear
textos nuevos, exclusivos para este espacio. Ello no significa que dejaré de
recetarles los trabajos elaborados durante la licenciatura y que necesito,
tanto por satisfacción personal como por una utilidad patente de los temas que
abordo, subir a la red.
Lo haré, pero no como un
erudito en las materias, creo que el simple hecho de estar en buscando y leyendo
información en un blog (sin demeritar el espacio) es porque como lectores nos
sabemos conscientes de que no encontraremos la veracidad que sí nos ofrece una
fuente académica u oficial. En el otro extremo, tampoco
escribiré opiniones de las que no esté medianamente cierto, y digo medianamente
porque uno, por más que domine un tema, jamás lo comprenderá en su
totalidad.
Una vez confesado, quisiera
dedicar las siguientes semanas al género de la literatura policíaca tanto por
algunas lecturas recientes como por un gusto personal que tengo desde hace
algunos años por dichas piezas literarias. En los próximos días empezaré con un
texto que escribí tomando como punto de partida dos artículos publicados por
Maciek Wisniewski en La Jornada durante
el 2012. Y posteriormente haré una breve reseña, insisto, desde la perspectiva
de un lector aficionado al género, de la serie de novelas policíacas de Héctor
Belascoarán Shayne, escrita por Paco Ignacio Taibo II.
Y si de los libros no he
encontrado rastro, mucho menos de las películas producidas en Alemania y
basadas en dichas novelas:
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